DICIEMBRE DE 1979: EL RESCATE QUE LLEGÓ A TIEMPO

| 02/07/2024

El doctor en Filosofía que se perdió en El Manso y vivió para contarlo

El doctor en Filosofía que se perdió en El Manso y vivió para contarlo
El río Manso. Gentileza Toncek Arko.
El río Manso. Gentileza Toncek Arko.

Werner Schad contaba con 53 años cuando partió hacia el curso medio del río para intentar una travesía que nadie había hecho, pero no retornó al punto de encuentro. Dejó un testimonio escrito.

En diciembre de 1979, la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche tuvo trabajo en el curso medio del río Manso, entre la cascada Los Alerces y el lago Steffen. La tarea demandó varios días y tuvo como objetivo ubicar a un “reconocido montañés” que además de caminar y caminar, era un apasionado por la navegación en kayak. Compartía la cercanía de la naturaleza con una intensa labor intelectual, ya que tenía un doctorado en Filosofía y en el pueblo, daba clases de idiomas.

Para entonces, Werner Schad contaba con 53 años. Oriundo de Alemania, “había decidido bajar por la orilla del río para reconocer su cauce e intentar en un futuro bajar navegando por él. En esos años la navegación de los ríos de montaña era una actividad nueva, practicada por muy pocos y el recorrido emprendido por el alemán no tenía senderos”, aunque “el río ya había sido descendido en piraguas en 1956 por un grupo de 5 personas, lideradas por Otto Meiling y Augusto Vallmitjana”.

Tanto la reconstrucción del rescate como el novelesco fin que eligió para sí mismo el doctor Shad, pueden leerse en “Rescates en montaña. 90 años de la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche”, importante volumen de reciente edición que tiene carácter institucional, cuenta con la pluma de nuestro colega Toncek Arko y además, reproduce una valiosa colección fotográfica.

“Schad realizó la marcha en solitario, instruyendo a su pareja, Margarita Velázquez, que lo buscara dos días más tarde en el lago. La señora esperó el día lunes (sic) hasta la noche y al no tener ninguna señal consultó al encargado de la hostería Lago Steffen, Anselmo Montero, sobre qué hacer. El poblador le sugirió esperar en Bariloche y que él informaría por radio a la intendencia de Parques Nacionales”, añade el relato.

El profesor Schad. Gentileza Toncek Arko.

En primera instancia, no hubo resultados positivos. “Montero, junto al guardaparque Hugo Rosello, cruzaron el lago Steffen en lancha y recorrieron las inmediaciones de la desembocadura del río Manso, sin indicios del profesor. Así, informaron a Parques y a Margarita que busquen ayuda en Bariloche”. El tiempo pasaba: “los jefes de la CAX, Carlos Bottazzi y Manolo Puente, analizaron la carta topográfica de la zona y el grupo partió hacia el Steffen el jueves por la tarde”.

Transcurría el último mes del año, pero como todos sabemos, diciembre no es sinónimo de benevolencia climática en la cordillera. “El viernes dos patrullas recorrieron la costa del río Manso medio, buscando al profesor en medio de un diluvio. Eran jóvenes, muy bien entrenados, expertos en recorrer bosques cerrados y peligrosos”, destaca el texto de Arko. “No obstante, la lluvia y el ruido del río dificultaron la búsqueda”.

Así finalizó la jornada. “Un grupo estuvo integrado por Rodolfo ‘Pato’ García Susini, Julio Vallmitjana, Adam Hajduk y Clemente Arko y el otro por Edgar Köpcke, Mariano Lynch, Alejandro Baratta y Mariano Gelain”. Cada partida portaba radios VHF. “En la desembocadura del Manso, Bottazzi y el doctor Cano armaron un campamento, donde todos pernoctaron”. Iba a ser una noche tensa.

“El sábado por la mañana temprano volvieron a subir. La vegetación muy cerrada dificultaba el avance. Hacia las 16 comenzaron a usar nuevamente un silbato”, similar “a los que usaban los referís en los partidos de fútbol”, explica la narración de Arko, “y les pareció recibir una respuesta. No obstante, el ruido del río confundía los sonidos. Insistieron. Y recibieron respuesta. Así, lograron ubicar a Werner Schad, agotado junto al río”.

El auxilio llegó a tiempo. “Le dieron un poco de glucosa, caramelos y prepararon un té caliente. Afortunadamente, había parado de llover. Luego emprendieron el regreso. El profesor pudo caminar bien y a la noche llegaron al campamento. Allí fue revisado por el médico que constató que salvo por la desnutrición, estaba en buen estado”. Después del rescate, Schad escribió una crónica sobre su aventura para el semanario “El Diario” y también fue entrevistado por la prensa regional.

“Rescates en montaña” reproduce párrafos de su escrito, testimonio histórico cuyo valor se acrecienta a medida que transcurre el tiempo. Las cosas se pusieron realmente difícil para el profesor: “Me había resignado a concluir mi vida en este hermosísimo rincón de la orilla del río Manso”, confesó en su escrito. Sin embargo, el doctor en Filosofía encontraría voluntariamente su final 27 años más tarde, en otro bello recodo de la montaña.

 

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