En el marco del juicio oral por el atentado contra la expresidenta Cristina Kirchner, Fernando Sabag Montiel, principal acusado en el caso, dio inicio a su defensa declarando que el acto perpetrado fue catalogado por él como un "acto de justicia". En una narración polémica, admitió haber apuntado directamente al rostro de la vicepresidenta y argumentó que sus acciones tuvieron un motivo "ético". Afirmó no buscar beneficios personales y se autodenominó como "apolítico", aunque calificó a Kirchner de ladrona.

En un giro escalofriante, al ser consultado sobre el objetivo último del atentado, Sabag respondió sin rodeos: "Matar a Cristina". Acusaciones graves llovieron en su testimonio, donde la tildó de corrupta, ladrona y asesina, responsabilizándola incluso por cuestiones económicas como la inflación en el país. Según él, el ataque era una forma de hacer justicia por considerarla perjudicial para la sociedad.

El acusado mencionó tener una relación laboral con Nicolás Carrizo, vinculado como el "jefe de la banda de los copitos", la cual caracterizó como breve y meramente profesional, sin tintes políticos. Respecto a Brenda Uliarte, a quien identificó como su ex pareja, señaló que compartían gustos musicales pero no tenían una relación estable ni ideológica. Afirmó que Uliarte estuvo presente en el atentado, aunque no participó activamente en él.

En un relato desconcertante, Sabag implicó a Uliarte y Carrizo en una presunta manipulación económica de parte de la vicepresidenta para autoincriminarse, aunque no ofreció pruebas que avalaran esta acusación. A pesar de sus acciones, se definió a sí mismo como cristiano, destacando un encuentro con el Padre Ignacio durante su padecimiento de aterosclerosis, causada por el hábito de fumar. Reveló su deterioro físico en prisión y la falta de contacto con el exterior, denunciando la destrucción de su teléfono para incomunicarse.