Detrás de la película “La Sra. Chatterjee vs. Noruega”, que puede verse en Netflix, hay una historia real. Sagarika Chakraborty es el nombre de una joven madre inmigrante al que el estado de acogida le sacó la tenencia de sus hijos por considerarla mentalmente incapaz de criarlos.

Ella se casó con un geofísico, ambos nacidos y criados en la India, a través de un matrimonio arreglado. En 2007 emigraron a Noruega. En 2008 llegó su primer hijo y en el 2010 nació una segunda hija. Los servicios de protección infantiles (Barnevernet) iniciaron una serie de visitas de control y se los sacaron. Él tenía 2 años y ella 5 meses. Acusaban a la madre de darles de comer con las manos, de practicar el colecho, también que incurrían en castigos corporales. Las diferencias culturales estaban puestas de manifiesto. El hijo mayor había demostrado signos de un autismo incipiente.

Estaban tramitando la ciudadanía y se mantuvo expectante temiendo perderla. Ella le gritó en público por su pasividad. En una primera revisión le dieron la razón a la madre, pero la Barnevernet apeló mostrando como ella reaccionó en los momentos críticos. Criticaban incluso sus emociones. Toda la situación se retroalimentaba angustiosamente.

Luego de una serie de pasos legales, que incluyeron reclamos diplomáticos entre ambos países, lograron que los niños fueran en custodia con un tío de 26 años soltero y el abuelo paterno, de regreso a la India. Los nuevos guardadores temiendo perder el subsidio que recibían de Noruega por lo que impedían que la madre los viera.

Para ese entonces Sagarika y su marido estaban separados. Ella siguió peleando por su derecho a criarlos. Recién en 2013 pudo conseguir que se los restituyeran. En la película la protagonista alega: “No sé si soy una buena madre o una mala madre, pero soy una madre. La madre puede hacer cualquier cosa por sus hijos”.

Pasaron 10 años de aquel incidente. Sagarika escribió un libro autobiográfico "El viaje de una madre" en 2022 que dio origen a la película, cuyos personajes están muy estereotipados. El gobierno de Noruega sigue alegando que todo lo que hicieron fue por el bien de los infantes, son un país democrático y multicultural, que no tolera ninguna forma de violencia. Ahora están en revisión unos 40 casos similares y esto se ha replicado en otros países de Europa. Ella se recibió de ingeniera en informática y gestión empresarial. Su hijo y su hija están bien.