Ellas son un grupo de mujeres aymaras, oriundas de La Paz (Bolivia) que decidieron dejar de ser auxiliares en las expediciones de montaña para ir directamente a las cumbres. Y no solo eso, lo hacen con sus vestimentas típicas. Se autodenominan Cholitas Escaladoras.

Estaban acostumbradas a estar en los campamentos base a más de 5.000 metros de altura, porteando una carga de unos veinte kilos y cocinando para todo el grupo por unos veinte dólares por día. A esas alturas la comida tarda mucho más en hacerse por la presión atmosférica. Muchas de ellas están casadas con guías de montaña y sus edades oscilan entre los 20 y los 50 años. Pareciera que la falta de oxígeno y las bajas temperaturas no les afectan.

Cuando emprendieron la aventura de conocer las cumbres tomaron la decisión de no cambiar su vestimenta, compuesta de largas y coloridas polleras, de varias capas, con sus mantas de flecos como abrigo y un atado al hombro para llevar sus cosas.

“Para hacer las cumbres no hemos dejado nuestra vestimenta porque es lo que siempre nos ha caracterizado. Tampoco podríamos dejarla. Hemos demostrado que las señoras de pollera, las cholitas, sí pueden subir con su propia ropa”, comentan.

La primera cima que se propusieron subir fue el Huayna Potosí de 6.088 metros sobre el nivel del mar en diciembre de 2015. Ellas fueron: Cecilia Llusco, Juana Rufina Llusco Alana, Janet Mamani Callisaya, Domitila Alana Llusco, Marga Alana Llusco, Virginia Quispe Colque, Pacesa Llusco Alana, Lidia Huayllas, Bertha Vetia, Dora Magueno y Ana Gonzales (nombradas de izquierda a derecha según se ilustra en esta nota).

Luego continuaron con el Acotango (6.050 m), Parinacota (6.350 m), Pomarapi (6.650 m), Illimani (6.462 m) y también el Aconcagua (6.960 m), el más alto de América. Sueñan con subir el Everest. Nada las detiene.