Jennifer Hermoso solo quería que las crónicas hablaran de la hazaña del seleccionado femenino español de fútbol tras haber ganado el Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023 de la que es capitana. Pero la noticia pasó a un segundo plano. En el momento de mayor emoción, justo cuando les estaban entregando las medallas a las jugadoras, fue avasallada por Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Este le tomó la cara con las dos manos y le dio de prepo un beso en la boca. Las críticas no se hicieron esperar.

Un instante antes, cuando el árbitro dio el silbatazo final del partido, él se había tomado los genitales. A su lado estaba la reina Sofia y la princesa Leonor. También cargó al hombro a Athenea Castillo como un trofeo y le dio un beso a Olga Carmona en pleno festejo.

Estas y otras actitudes anteriores ponían en jaque a Rubiales. Se esperaba un sincero pedido de disculpas, un alejamiento temporal, algún acto que muestre arrepentimiento. Pero sucedió todo lo contrario. En primer lugar dio un reportaje donde dijo “no estamos para gilipolleces…” minimizando lo sucedido. Después publicó un video con disculpas autoexculpatorias: “Seguramente me he equivocado, fue un momento de máxima efusividad (… ) lo veíamos algo natural, normal (…) sin mala fe por ninguna de las dos partes. (…) Si hay gente que se ha sentido por esto dañada, tengo que disculparme, no queda otra”. Ante esto Jenni aclaró que "no me ha gustado" y trascendió que recibió presiones de todo tipo para justificar lo sucedido.

En una muestra de poder, Rubiales frente a la asamblea de la RFEF aseguró que el beso fue “espontáneo, mutuo, eufórico, consentido”, relató lo sucedido, incluyendo diálogos, y se victimizó con las críticas llamándolas “asesinato social” y aseguró que “se me está tratando de matar". 

Redobló su apuesta "el deseo que podía tener en ese beso era el mismo que el que podía tener dándole un beso a una de mis hijas (…) Mis hijas sí son feministas de verdad y no el falso feminismo que hay por ahí". Cerró su exposición diciendo que era el dirigente más exitoso del fútbol español y que no iba a dimitir (esto fue ruidosamente aplaudido por una parte de los presentes) y amenazó con ir a la justicia para defenderse.

La reacción fue contundente. Jenni aseguró "Me sentí vulnerable y víctima de una agresión (…) Quiero aclarar que en ningún momento consentí el beso que me propinó y en ningún caso busqué alzar al presidente. No tolero que se ponga en duda mi palabra y mucho menos que se inventen palabras que no he dicho". Luego de lo cual unas 80 futbolistas españolas fijaron su posición, "no volverán a una convocatoria de la selección si continúan los actuales dirigentes". Las adhesiones se siguieron sumando también de otras jugadoras y jugadores de distintas partes del mundo.

La FIFA suspendió con carácter provisional a Luis Rubiales durante 90 días de toda actividad relacionada con el fútbol nacional o internacional, le ordenó a él personalmente o por medio de terceros, a la Federación y sus empleados, a abstenerse de contactar o intentar contactar a la jugadora y su entorno.

En paralelo, él tiene dos nuevas denuncias hecha por dirigentes deportivos, una por abuso de poder y agresión sexual, y otra por violencia sexual. Se suman al “caso Piqué” que investiga la Fiscalía Anticorrupción por sobornos para llevar la Supercopa de España a Arabia Saudita desde el 2020 y otras por malversación de fondos de la Federación. Jenni dio el puntapié inicial en esto de poner las cosas en su lugar.