En la 22° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) celebrada en Glasgow, Escocia, Txai Surui fue la única voz brasilera. A sus 24 años, oriunda del Amazonas, miembro de la tribu suruí, impactó con su discurso de dos minutos en la ceremonia de apertura. 

En asociación con Google los suruí colaboran para mapear a través de satélites las tierras y digitalizar esa información. Fueron la primera comunidad en recibir certificación de carbono, y además son pioneros en la venta de créditos de carbono a través del mecanismo Reducción de Emisiones por Desforestación y Degradación (REDD).

“Mi padre, el gran jefe Almir Suruí, me enseñó que debemos escuchar a las estrellas, a la luna, a los animales y a los árboles. Hoy, el clima se está calentando, los animales están desapareciendo, los ríos están muriendo y nuestras plantas ya no florecen como antes. La tierra está hablando y ella nos dice que no tenemos más tiempo. Necesitamos tomar otro camino con cambios audaces y globales. No es 2030 o 2050, ¡Es ahora! Los pueblos indígenas estamos a la vanguardia de la emergencia climática, por lo que debemos estar en el centro de las decisiones que se toman aquí. Tenemos ideas para retrasar el fin del mundo. Detengamos la emisión de promesas falsas e irresponsables; acabemos con la contaminación de las palabras vacías y luchemos por un presente y un futuro vivibles. Que nuestra utopía sea un futuro en la Tierra”, fue lo que dijo el 31/10/21.

Luego de esto los medios y mandatarios de todo el mundo quisieron entrevistarse con ella. Durante los encuentros se refirió a la demanda presentada en los tribunales de San Pablo contra el Estado brasilero por incumplir los objetivos climáticos que tienen repercusión directa sobre su hábitat. También de las numerosas movilizaciones contra el descuido del ambiente, sea por la tala indiscriminada o el extractivismo minero. En la COP26 Brasil no participó de manera oficial, al entonces presidente Bolsonaro no le preocupan estos temas, y luego de su discurso no dudó en hostigarla en público, menospreciando su condición de mujer e indígena. En el 2020 fueron asesinados 182 miembros de pueblos originarios por defender sus tierras. 
 
Este año, en un evento paralelo a la COP28, Txai Surui volvió a denunciar las amenazas que siguen recibiendo. Nada significativo parece haber cambiado.