UNA HISTORIA QUE HACÍA FALTA CONTAR

| 27/06/2024

Salió de imprenta “Rescates en montaña. 90 años de la Comisión de Auxilio del CAB”

Salió de imprenta “Rescates en montaña. 90 años de la Comisión de Auxilio del CAB”
Vista área del glaciar Casa Pangue, por donde subieron los infortunados italianos. La foto es de los años 30 o 40. Gentileza Toncek Arko.
Vista área del glaciar Casa Pangue, por donde subieron los infortunados italianos. La foto es de los años 30 o 40. Gentileza Toncek Arko.

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Es una edición importante de gran formato, tapa y fotografías del interior a color, además de valiosísimo material de archivo. Escribió Toncek Arko y los fondos que puedan reunirse se destinarán al funcionamiento del cuerpo.

En 1934 llegaría el tren por primera vez a Bariloche y también se pondría en funciones la Dirección de Parques Nacionales, pero por cuestión de meses, la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche es más longeva. Transcurría el segundo mes del año cuando se tuvieron noticias de un accidente en el cerro Tronador: nada se sabía de los italianos Sergio Matteoda y Walter Durando, quienes habían protagonizado “un intento por subir la montaña”. Entonces, “la primera patrulla de búsqueda fue integrada por Otto Meiling y Germán Clausen”, quienes “en forma inmediata partieron”. En ese instante se labró la Partida de Nacimiento de la CAX: el almanaque marcaba 9 de febrero.

Esa historia inaugural y muchas más pueden leerse en “Rescates en montaña. 90 años de la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche”, un volumen que llama la atención por su importancia editorial: tapa dura a color, casi 300 páginas de gran calidad, formato desusado y más fotografías a color en el interior. Además de contar con la pluma siempre amena de Toncek Arko, el lanzamiento cuenta con material de archivo que será de interés no sólo para montañistas.

Impresión tan onerosa fue posible a través de una campaña solidaria que impulsó el Club Andino que afortunadamente, llegó a buen término. Además de anunciantes, se menciona a quienes aportaron en las últimas páginas. Por otro lado, los fondos que puedan reunirse a través de la venta de ejemplares se destinarán a la CAX para la adquisición de equipamiento. Está disponible en la sede de la institución y en las librerías La Barca y Cultura.

A propósito del bautismo, dice la reconstrucción de Arko: “días previos al accidente hubo bastante revuelo en el grupo de escaladores barilochenses pues llegó al pueblo un grupo de alpinistas italianos, bien equipados, comentando sus intenciones de escalar el Tronador desde el lado chileno. En ese entonces la montaña más alta de la región aún no había sido ascendida”, contextualiza el relato.

Homenaje a las primeras víctimas que intentó socorrer la CAX.

Después de comentar un ascenso que concretaron barilochenses ante el celo que provocaba la presencia italiana, la trama reconstruye el desafortunado suceso. “Los expedicionarios italianos acamparon en el valle del Casa Pangue, siguieron la ruta abierta por Federico Reichert e intentaron llegar a la depresión entre el pico Principal y el Chileno. Para ello, debieron cruzar el glaciar Casa Pangue, donde los sorprendió la tormenta y desaparecieron”.

Son conjeturas, porque “no hay certeza hasta dónde llegaron, pero el descenso por esa ruta es mucho más complicado y peligroso que el que baja hacia Pampa Linda por la cara este de la montaña”, suma el texto de nuestro colega. Entonces, “el 9 de febrero, los alpinistas Gugliada y Zanetti, compañeros de los extraviados, se presentaron en Bariloche para solicitar ayuda. Escuchado su relato y los detalles del ascenso emprendido por Matteoda y Durando se resolvió que Otto Meiling y Germán Clausen concurrieran para buscar a los desaparecidos”.

De esa forma se puso en marcha una historia que continúa hasta hoy. “El día 11 parte el segundo grupo, con Eduardo de la Motte, el doctor Rodolfo Venzano y los baqueanos Pedro Losso y Giacomo Olivier. La búsqueda es infructuosa”. Al no lograr resultados, “los rescatistas deducen que los alpinistas italianos, después de partir de su campamento hacia lo alto de la montaña, fueron sorprendidos por la tormenta y muy probablemente cayeron hacia el ventisquero Casa Pangue, donde resultó imposible buscarlos. De esa manera, elaborado un informe de relevamiento y con fotografías, se da por finalizada la exploración”.

No obstante, el país de origen de los siniestrados no se dio por vencido. “Desde la embajada italiana se consiguió el apoyo de un hidroavión de la Marina Argentina, que sobrevoló la zona del accidente, con De la Motte y Neumeyer. Lo único anormal que observaron fue una gran avalancha que bajó desde el pico Chileno, aunque no sobre la ruta por donde presumiblemente pasaron los alpinistas desaparecidos. Tampoco hubo certeza si esta avalancha cayó durante la tormenta o con posterioridad”.

En definitiva, Neumeyer “evaluó que la búsqueda sería muy difícil, pues no tenían ningún dato certero sobre el lugar por donde ascendieron los italianos desaparecidos. Ambos iniciaron la nómina de 22 montañistas desaparecidos en estos 90 años en el monte Tronador”, asevera el texto de Arko. Como dice en el prólogo, “el auxilio desinteresado, solidario y comprometido, se repitió centenares de veces a lo largo de los años”. Llegó el libro que hacía falta para contarlo.

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